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Emilia ¡si te estamos muy agradecidos!

Emilia, 09 febrero 2014

El pasado domingo 9 de febrero de 2014 dejó huérfana la sala verde de los Teatros del Canal. Sin embargo el eco de  su nombre repetido hasta la saciedad para que no la olvidemos seguirá encerrado allí, en su purgatorio, donde resignada, acomodada, viviendo con sus muertos tan presentes, ha conseguido su fin: hacerse imprescindible, querida y recordada. Y ya de paso, convertirse en un clásico.

Yo acudí al estreno de Emilia y salí absolutamente trastocado. Como decía Luis Luque en los últimos cafés teatrales, hubiera querido irme a casa, todo intenso, a recomponer ese puzzle perverso que Tolcachir acababa de regalarme. En casa, al día siguiente, la obra seguía creciendo en mi recuerdo y  seguía planteándome muchas preguntas y certezas.

Repetí… Y entonces pude ver cómo cada movimiento, cada mínima expresión de los actores, cada pieza del puzzle, estaba perfectamente diseñada para encajar con la perfección milimétrica de un thriller.

Emilia está contada desde dos planos temporales : el presente desde el que Emilia monologa con los espectadores  y un pasado, para ella más vivo, habitado de espíritus y de memorias que pueblan  la estancia incierta desde la que narra su recuerdo.

En ese pasado en que se desarrolla la mayor parte de la acción,  Emilia a su vez es, para Walter, un pasado remoto y casi olvidado que llega a su nueva vida para  recordarle que también existió, que formó parte de su biografía y que quiere seguir formando parte de la misma, de  la única forma en que sabe ser amada : haciéndose necesaria, imprescindible, siendo su ama de cría nuevamente, si fuese necesario.

En Emilia todos están deseando ser amados y hacen todo lo posible por conseguirlo. Proclaman que aman, lo anuncian, lo exhiben exageradamente, pero en realidad algo no funciona, algo corre por debajo de esta felicidad viciada, todos callan algo, todos buscan algo más, todos son torpes en el amor, incluso perversos o violentos. Y todos viven en un equilibrio sentimental que se revela fragilísimo desde el principio. ¿Todos? No, Carol, la ausente, un fantasma vivo, no se cree su propia mentira.

La llegada de Emilia cuestiona la realidad de Walter y de su familia.  Emilia lanza cargas de memoria letales, exhibiendo ante su nueva familia el pasado que Walter había borrado de su memoria. Emilia vuelve para hacerle recordar -en un tono cariñoso- que fue un meón, un sinvergüenza, un birria, un cataplasma, un infeliz, un pringado en el colegio, un fracasado con las chicas, que abandonó a todos los que le quisieron, incluida ella.. Pero sobre todo vuelve para recordarle que ella fue quien más le amó, quien le protegió, quien le consoló cuando la necesitó… por mucho que él lo haya olvidado.

Leo, el hijo de Walter y Carol, es el reflejo de la confusión: Ama, odia, es cruel con quien le quiere, sumiso con quien le puede, busca la estabilidad a toda costa y repite a Walter una frase que resume la frustración del amor mal correspondido y el desencuentro :  “¡ Walter, si nosotros te estamos muy agradecidos!”. ¿Hay frase amable más cruel, para quien espera un “te quiero?”

El quinto personaje de la obra, Gabriel, permanece sentado en un lateral de la escena, fuera del decorado principal. Parece ajeno a todo lo que allí acontece, como la dama del manguito a la derecha del cuadro en el Akelarre de Goya (Museo del Prado). Es una víctima más. Apenas un contrapunto que, como el personaje del cuadro, tiene mucho que decir. Y Gabriel lo hace desde el presente (monólogo maravilloso sobre el olvido) como desde el pasado, en que  su presencia acaba de prender la mecha que Emilia puso al comienzo de la función.

Goya: Akelarre

Goya: Akelarre

Yo quisiera que Emilia se representase durante décadas, para no olvidarla, para verla desde otro momento vital, pero futuras versiones tendrían que lograr el delicado equilibrio de interpretación y dirección que Tolcachir ha conseguido aquí:

Gloria Muñoz ( Emilia) es una actriz de otro mundo (Una actriz que en el largo monólogo hablado en 4 lenguas de Homebody Kabul trasmitía la mayor angustia y rabia  borrando de la memoria el resto de la obra, no puede ser humana ) En Emilia lo demuestra y vuelve a hipnotizar desde el precioso monólogo inicial.

Malena Alterio hace un trabajo minimalista, para ver bien de cerca, exquisito, portentoso, muy pequeño, magistral. A veces parece su propio fantasma; otras, con un mínimo gesto expresa el drama que la atormenta. Hace de lo sutil un prodigio.

David Castillo está fantástico, sensible, zangolotino, manipulador, frágil, alocado… todo a la vez. Imborrable su Leo

Alfonso Lara, hace un Walter que sabe pasar de la mayor ternura a la violencia más terrible en un guiño. Y  Daniel Grao, fuera de foco, tiene uno de los monólogos más bonitos que he oído últimamente. Es un papel corto, pero no pequeño.

 Yo, como el bebé gordito al que ir a chinchar  para que permanezca despierto mientras le susurran “Emilia” al oído, jamás olvidaré ese nombre, jamás olvidaré esta obra. Claudio Tolcachir, gracias por haberme chinchado.

 P.S. En realidad yo escribo esto para mi, para no olvidar, pero si lo que quieren leer es una crítica bien escrita, lean esta de  Marcos Ordóñez. Es excepcional:  Babelia, El País, 21/01/2014

¡Empezamos bien!

Imagen

Anteayer la tuiteatrera @sonocosecosi  contaba desde el ArtSummit en Chile, que un alto representante cultural español declaró  que “ En España se ha puesto en crisis el concepto de cultura como columna vertebral de la sociedad por culpa del sector cultural, que no ha sido capaz de reinventarse” También contaba que el mismo representante afirmó que  “En España reina el mal gusto y no hay calidad en la cultura

Emilia cartel

Obviamente este hombre no ha visto  Emilia, ni Misántropo, ni ha estado en los cafés teatrales del domingo pasado, abarrotados para escuchar a tres creadores que nos han regalado momentos inolvidables, así que si alguien puede hablar con él, sugiéranle que vaya a  ver a la familia  que retrata Tolcachir en Emilia,  un grupo de personajes ávidos de cariño -o de estabilidad- que para vivir –o sobrevivir- renuncian a sus deseos y buscan  ser necesarios –o imprescindibles- para el otro. Añadan a esto una Gloria Muñoz que en cualquier otro país ya habrían presentado como  candidata a Patrimonio de la Humanidad, una Malena Alterio contenida hasta la lágrima, que hay que ver muy de cerca, o un David Castillo que va creciendo en la función con el personaje… et voilá: tenemos  un momento de cultura necesaria, sobresaliente. Y sí, también “de buen  gusto y con calidad”.

Misántropo

Díganle también que  vaya a ver Misántropo, una exquisitez , un clásico pasado por el ojo  de Miguel del Arco y sus Kamikazes, ante la que “Moliére también hubiera gritado ¡bravo! “ según dice Antonio Illán en su crítica de Abc de Toledo. Vería que estos genios  de Kamikaze Producciones saben acercar al siglo XXI los planteamientos del teatro de los grandes clásicos y  que  lo hacen con una creatividad y una solvencia, una genialidad y una eficacia nada usuales aquí o en Sebastopol. Y también vería que este dream-team ( de Israel Elejalde a Bárbara Lennie, Manuela Paso, Raúl Prieto, Miriam Montilla o Cristóbal Suárez ) se reinventa con cada obra y que es tan brillante que, como la Selección Española, merecerían un Premio Príncipe de Asturias.

Por último díganle que acuda a alguna de las ediciones de los cafés teatrales que organiza Verónica Doynel. Vería que estamos rodeados de artistas con necesidad de crear, de contar, de hacer y de reinventarse. Y que mientras tengan un lugar y alguien que quiera escucharlos, se reinventarán cada día. Díganle que lo mismo les vale la terraza de un matadero que el salón de una vieja portería que un teatro a la italiana, pero necesitan apoyo para que su trabajo llegue a todos . Díganle que se dé el placer de escuchar a Tolcachir, a Raúl Tejón o a Luis Luque hablando de creación, de teatro, de arte, de cultura, ante un auditorio que los necesita para sobrellevar este panorama gris que él nos está pintando.

Los Reyes Teatreros vienen del sur

La Omisión de la fmilia Coleman

La Omisión de La Familia Coleman

Se sabe desde hace tiempo que algunos de los mejores regalos teatrales vienen del sur.

Hace tiempo escribí esto en un blog sobre un viaje a Argentina: 

“Si por casualidad alguien cayese por este blog, ante un viaje a Buenos Aires, no ha de perderse…. ¿El obelisco? ¿la Casa Rosada? ¿El renovado Teatro Colón? ¿Puerto Madero? ¿San Telmo? ¿Palermo? ¡¡¡NOOOO!!!. Lo imperdonable actualmente sería irse de Buenos Aires sin haber visitado Timbre 4, la escuela-compañía de teatro de Claudio Tolcachir. Y sobre todo ahora que su obra maestra, «La Omisión de la Familia Coleman», está en cartel.
 
»La Omisión» la vi yo en la sala pequeña del Teatro Español de Madrid el último día que se representó en su primera «micro-temporada», tras un éxito enorme en el Festival de Otoño. Luego se irían de gira por España y volverían en 2010 con esta obra y «Tercer Cuerpo». Llenos absolutos todos los días, porque tanto la compañía como el autor son absolutamente geniales. «La Omisión» es marciana al principio, cruda, realista hasta lo surreal, terrible, demoledora, pero hilarante …. Y yo, que la he visto dos veces, la repetiría si fuese a Bs As para verla en el que debe ser su lugar natural: El propio «Timbre 4», la «casa chorizo» en que se ubica la escuela. Consultadlo en http://www.timbre4.com/

 No os perdáis esta obra maestra, tanto si vais a Buenos Aires como si os la encontráis de gira en algún festival internacional de teatro. En los años 90, desde Colombia, nos llegó a Madrid «El Hilo de Ariadna», más que una obra, una experiencia teatral absolutamente mágica y genial.
 Ahora con esta propuesta, el genio llega de Buenos Aires” .

Desde entonces, Claudio Tolcachir y la compañía han traído asiduamente sus trabajos a Madrid . Incluso hicieron una pequeña embajada en las Naves del Español en Matadero Madrid en 2011, donde presentaron La Omisión, Tercer Cuerpo y El viento en un violín durante un mes. A muchos nos gustaría una embajada permanente, unos cuarteles de invierno de Timbre 4 en Madrid.

También en 2011 Lautaro Perotti ( el inolvidable Marito de los Coleman) dirigía  Algo de Ruido Hace, con Santi Marín y Fernanda Orazi, en el Teatro Pradillo. Y poco después, Claudio Tolcachir dirigía en la sala principal del Teatro Español una versión formidable de Todos Eran Mis Hijos,de Arthur Miller, esta vez con un eficaz reparto español, que incluía a  la irrepetible Gloria Muñoz, a Carlos Hipólito, Fran Perea, Manuela Velasco, María Isasi y Jorge Bosch.

Durante 2013 mucho teatrero y todos los #tuiteatreros hemos mirado puntualmente hacia el otro lado del Atlántico a través de las redes sociales para comprobar que Emilia, el último texto de Claudio Tolcachir, había sido un éxito allí, por lo que tendríamos que incluirla en nuestra lista de deseos para que viniese a Madrid. Y  finalmente el deseo, que alguno habrá formulado a los Reyes Magos y la mayoría a su paga extra o a su tarjeta bancaria,  se verá sobradamente cumplido esta misma semana:Emilia cartel

En esta ocasión Tolcachir no se trae la obra con el reparto argentino, sino que dirige una “versión española” de la misma, con su talismán español,Gloria Muñoz, con Malena Alterio, Alfonso Lara, Daniel Grao y David Castillo. Estará  hasta el 9 de febrero.Un mes de Emilia.

  • El viernes 10 habrá un encuentro con el director tras la representación.
  • El domingo 12, ya más relajadamente, Claudio Tolcachir compartirá mesa en los muy #tuiteatreros cafés teatrales de @teatrorama en la Champanería María Pandora, con el director Luis Luque ( responsable de dos de las piezas más conmovedoras y redondas de 2013, Ahora empiezan las vacaciones y Diario de un loco) y el  actor Raúl Tejón ( atormentado Iván en Iván-Off, depredador Axel en Ahora empiezan las vacaciones y responsable de una brillante versión de El jardín de los cerezos:  El huerto de guindos,  en La casa de la portera )

Pero aún hay más:

En 2013 estuvimos huérfanos de Tolcachir, sin embargo tuvimos la suerte de ver a un embajador de Timbre 4 en La Casa de La Portera: Lautaro Perotti dirigió Breve Ejercicio Para Sobrevivir, una pieza corta basada en  No puedo imaginar el mañana y Función Para dos Personajes de Tennessee Williams, que a muchos nos dejó atrapados en el amor, la desesperanza y la angustia de dos perdedores sin remedio, encarnados por Bárbara Lennie y un Santi Marín absolutamente conmovedor, que volvía crecido de Timbre4. Desde el próximo 12 de enero, este maravilloso trío vuelve a La pensión de las pulgas para regalarnos de nuevo su ejercicio para sobrevivir.Definitivamente, este año los primeros Reyes Teatreros han venido del sur

Lautaro Perotti, Bárbara Lennie, Santi Marín

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